Con este disco pareció conquistar la metropoli, dando rienda suelta y salida al copioso nucleo de jamaicanos que se pudrian de Brixton en adelante. Dando voz a los desheredados con su suave voz, su andar melancólico y ese puñado de canciones que llamaban a agitarse y a comulgar. Sí, lo disfrutaron en mayor medida los blancos, amos y señores del mercado y de las colonías, pero a Nesta Marley le daba igual. La cuestión es que todos agitaran las caderas, blancos, negros, mulatos, indios y latinos. La verdad que lo consiguió. Una demostración de poder.
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