En su segundo álbum Caravan entra en terrenos progresivos con mucha improvisación y luciendo su virtuosismo pero manteniendo todavía algunos elementos de su debut. La gracia del grupo aquí es su constante búsqueda de delicadas melodías, como lo muestran en “And I Wish I Were Stoned…”, increíble canción cuya relajada atmósfera está más conectada con la sicodelia que con otra cosa.
En canciones cortas como “If I Could…” y “Hello Hello” esa misma sensibilidad pop sigue presente, en tanto “As I Feel I Die” se mete de lleno en sonoridades progresivas con una marcada influencia jazz que acerca al grupo a esa dudosa categoría del sonido canterbury. “With An Ear To The Ground” es donde estas distintas aristas confluyen y “Can’t Be Too Long” es el único momento en que las exploraciones se vuelven un pocos excesivas, aunque hay pasajes de alto vuelo sobre todo cuando el órgano de Dave Sinclair se adueña de todo.
De los grupos progresivos dominantes de comienzos de los 70’s Caravan logró lo que muy pocos pudieron, sonar complejos y melódicos al mismo tiempo, combinación que siempre va a ser refrescante para el género.
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