Firmado por "Temple of the Dog", proyecto efímero y concreto formado por miembros de Soundgarden y Pearl Jam. Tanto que se limitó a este álbum. Tiene sentido, ya Gracias que el disco surgió como homenaje para llorar la muerte de Andrew Wood, cantante de Mother Love Bone, una figura muy querida por la escena local de Seattle.
Se trata de un compendio de composiciones de Chris Cornell, en su mayoría, que trataban de canalizar el dolor por la pérdida. Un disco emocional por tanto, de nudo en la garganta, que se regodea de manera impúdica en el dolor. Muy apropiado para el grunge que se destilaba en esos primeros 90 y algo que con la perspectiva del tiempo ha perdido vigencia, también. No es algo que me pudiera engatusar a priori. El aire de jam session que tienen la mayoría de los temas tampoco. Está claro que no es un disco elaborado y de acabado fino, sino más bien un exabrupto, pero lo cierto es que a ellos les sirvió para exorcizar sus penas y lanzar sus carreras.
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