sábado, 15 de enero de 2022

50 AÑOS EN LA VIDA DE UN COMPRADOR DE DISCOS

Un despiporre de disco, directamente. Lejos del concepto actual del multipistas, del copy-paste, incluso de las sesiones de otros coetanos del momento, del estirarse en el estudio hasta perfilar sus composiciones, los Soft Machine se lo hacían de duros y grababan en directo. Rizando el rizo y el más dificil todavia. Eso es lo que trasluce de los cuatro cortes, a canción por cara en la via del vinilo. Ensamble, dirección, cierta improvisación una vez consumida la partitura, reempalme y ya veremos como acabamos esto. Cual partido de futbol, el resultado es irrepetible. Como un concierto. Pero aquí el sentido lo marca la perdurabilidad del proyecto, el planchado y secado, y la venta. La carencia de arneses y bridas amplia la belleza, la libertad se huele, se palpa y se masca. Si disfruta hasta penetrar nuestra epidermis. Se comparte, principio fundamental de la música entendida como tal. A partir de ese momento, hay que cogerse a su grupa y soportar los zig zags, los quiebros, las subidas y bajadas y los cambios de colores. Hasta la simbiosis. Sólo nos queda repetir el conjuro. Poner el disco de nuevo y cambiar de sintonia. Al igual que en uno de sus conciertos, el resultado siempre será diferente. 

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