En esta época Leonard Cohen estaba luchando por salir de la irrelevancia en la que le habían sumido sus últimos movimientos discográficos. Su ritmo se había ralentizado desde hacía lustros y entregaba un disco cada cinco años. Eso siempre ha ido a favor de la calidad de una discografía intachable, pero también suponía una amenaza a la hora de mantener el interés del público. Así, si con Various Positions (1984) había logrado conquistar a un público maduro deseoso de rememorar las glorias del pasado, con este I'm Your Man se confirma como el artista imprescindible que siempre ha sido y asalta las listas con una fuerza renovada e implacable.
Al grito de "First We Take Manhattan" el álbum de la esplendorosa madurez de Cohen va imponiendo sus detalles, su exotismo y las verdades de una poesía que suena más libre que nunca para cantarle al inconformismo, al anhelo, a la arrogancia y a las simas insondables del amor. Para ello invoca a Lorca y a Hank Williams y rodea sus canciones de orquestaciones electrónicas donde la amenaza y lo exótico conviven en una armonía tan imposible como real.
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