En uno de esos momentos claves de la historia del rock, Dylan se pasa al rock en el que debe ser su álbum más importante y uno de los más celebrados de su extensa discografía, pero que nada tiene que hacer al lado de los posteriores Highway y Blonde. La primera mitad eléctrica es superior, con “Subterranean Homesick Blues” y “Love Minus Zero/No Limit” como puntos altos y el resto en un nivel parejo, aunque algunas son bastante similares, signo claro de que a Dylan todavía le faltaba un poco de tiempo para pulir su sonido eléctrico. La mitad acústica contiene sin dudas algunas de sus mejores letras pero musicalmente sólo “It’s All Over Now Baby Blue” logra convencerme y en general se alargan más de la cuenta. Pero nuevamente habría que esperar unos meses más hasta “Desolation Row”, donde Dylan finalmente llega a la perfección acústica.
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