Rendimos homenaje a grandes figuras de la música que se han ido, pero no olvidamos
Mirando esta noche las estrellas podemos ver una figura rutilante del firmamento musical que nos dejó hace 6 años y sigue brillando con intensidad.
Prince Rogers Nelson (Mineápolis, Minesota; 7 de junio de 1958 - Chanhassen, Minesota; 21 de abril de 2016).
Renovador de la música negra en la década de 1980 combinando el funk con la psicodelia y el pop.
Músico autodidacto, multiinstrumentista, cautivó a su público con una imagen transgresora y provocativa.
Cuando tenía siete años se divorciaron sus padres. Al irse de casa, su padre, que era pianista de jazz, dejó allí el piano. Mágico regalo que cayó en manos del precoz jovencito. Más tarde aprendió a tocar la guitarra eléctrica. Pero no sé quedaría ahí, llegó a tocar hasta veinte instrumentos diferentes. Con diecisiete años firmó un contrato millonario con una multinacional.
Debutó con su primer álbum con sólo dieciocho años, y en julio de 1978 entró por primera vez en las listas norteamericanas de música soul con un tema titulado Soft and wet, en el que Prince introdujo un estilo innovador al fusionar funk y rock, amalgamando múltiples y heterogéneas influencias (Kurt Weill, Chuck Berry, Elvis Presley o Jimi Hendrix, entre otros). En noviembre lanzó al mercado For you, del que vendió 300.000 copias. Con su siguiente disco, titulado Prince, alcanzó todavía mayores éxitos.
A partir de ese momento trató de controlar todo el proceso de producción de sus trabajos. Para ello contó con un estudio de grabación propio, y se ocupó personalmente de su vestuario, de las coreografías y de elegir a los músicos que le acompañaban. En 1982 fue número uno en los Estados Unidos con el álbum doble titulado 1999. Su ascensión fue meteórica desde entonces, hasta convertirse en el más directo rival de Michael Jackson y en uno de los músicos de rock superventas de la década de los ochenta y de los noventa.
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