Escudriñar en los entresijos de la historia de la música rock ha sido momento a momento un pasatiempo tan mágico como fascinante. Cuando vemos una película estamos contemplando en menos de dos horas el trabajo de muchos meses de un equipo de personas. Cuando oímos una canción, de tres, cuatro o cinco minutos, nos estamos asomando muchas veces al alma de su autor o de su intérprete. Cuando asistimos a un gran concierto de rock, somos testigos de lo más externo y superfluo. Recibimos descargas decibélicas, adrenalina en dosis total, participamos del shock y de la comunión como acólitos fieles y somos parte del gran espectáculo. Pero hemos de saber que el espectáculo no siempre está de cara al escenario, sino a espaldas de éste. La vida de las estrellas del rock no es fácil.
Y algunos se queda en el camino muy jóvenes,dándole un mitifico sentido a su musica.
Ese es el caso de Janis Joplin.
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