Taylor se mete con su saber hacer en su tercer álbum. Continúa donde lo dejó su predecesor, pero de alguna manera profundiza al ser menos diverso. El sonido es más rico, más funky y cálido, incluso en una balada tan lenta como You've Got A Friend, el bajo se mueve contra el ritmo y crea una síncopa suave que satisface. Esto es lo que me encanta de esta música, nadie necesita pisar los dedos de los pies de nadie más y, sin embargo, todo el mundo tiene un papel crucial que desempeñar. Las canciones de Taylor no siempre son tan simples como él las hace sonar y el flujo suave de los acordes que cambian regularmente da a los músicos la oportunidad de mostrar sus habilidades.
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