La pequeña orquesta pop reunida en torno al talento de Stuart Murdoch ahora parece poseer la quid extra que se necesita para liberarse del papel de oscuro objeto de culto en el que había sido consagrada por los dos primeros álbumes magníficos, Tigermilk y If You're Feeling Sinister, y un puñado de grandes EP.
Las canciones están a la par, aunque un poco más calibradas y menos folclóricas, con las de las obras mencionadas, pero los colores orquestales, a medio camino entre Gainsbourg y Love, con tímidos toques de bossanova y el curioso experimento de lounge-jazz de A Space Boy Dream firmado por el bajista Stuart David, abren nuevos horizontes. Para muchos es el álbum de descubrimiento: los principiantes pueden contar con la pluma de Murdoch, que incrusta cuentos en miniatura suspendidos entre la melancolía y la ironía e intrigantes como no se ha visto desde los Smith, y con un grupo que sabe cómo hacer de la simplicidad (melodica y armónica) un arma mortal. Así lo atestigua el irresistible Sleep The Clock Around, el toque de pintura electrónica suave, la pista del título bailable e ingenua, la vaporosa Ease Your Feet In The Sea. Un espléndido estallido de antaño incrustado en el presente.
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