El Disco que más que cualquier otro es la base del fenómeno del brit-pop, y al que los principales grupos británicos de los años 90, Oasis a la cabeza, deben mucho.
Los La’s eran un cuarteto, pero toda su música giraba en torno al genio y la rebeldía del cantante y guitarrista Lee Mavers, tan talentosa para componer melodías cautivadoras y atemporales (Timeless Melody, como dice el título de una de sus canciones) como psicológicamente frágiles y perfeccionistas al paroxismo. Precisamente esta quimera de la forma ideal para dar a sus composiciones significó que la compañía discográfica, cansada de continuos aplazamientos, publicó el álbum hecho junto con el productor Steve Lillywhite pero considerado por la banda sin terminar. Un golpe muy duro para Mavers que, desde entonces, ha perdido todo rastro de sí mismo, tal vez todavía en la búsqueda espasmódica del mejor vestido para dar a estas doce pistas, imbuido tanto del lirismo de los Smith como de una sensibilidad pop que se refiere directamente a los años 60. De la alineación surge que There She Goes que, gracias a una reciente relectura, todo el mundo debería saberlo.
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