Será porque "No Other" es una obra avanzada en muchos aspectos. Porque trata a la canción de autor con un respeto religioso sin caer en lo panfletario ni en lo autoparódico. Porque es muy de verdad. Porque la melancolía que supura es de las que se te contagia sin remedio. Porque llega a los mismos rincones de nuestra alma que obras como "On the Beach" (Neil Young, 1974) o "Five Leaves Left" (Nick Drake, 1969), cargas de profundidad de emoción inmensa. Por muchos motivos, la mayoría, inexplicables.
George Martin vuelve a coger el timón aquí (también haría los siguientes tres álbumes), produciendo 12 pistas brillantes que suenan nítidas y geniales. Aquí hay muchos estilos diferentes, desde rockeros pop hasta rock suave, folk, yate rock y orquestación. La composición es de primera categoría.
Lo disfruto de principio a fin, Hearts es uno de sus mejores álbumes.
(Juro que el comienzo de "Sister Golden Hair" suena como una canción de George Harrison).
Siempre he sido adepto a los gurus de la guitarra. Eric Clapton, Jimmy Page, Jeff Beck, George Thorogood, Jimmy Hendrix, Gary Moore, etc. Diferentes estilos y tecnicas, pero todas se resumen en un Stevie Ray Vaughan cuya tecnica, clara, concisa, limpia y "electrica" supera incluso algunas canciones originales de los nombrados anteriormente. Si bien es de una o dos generaciones posteriores, supo beber de todas las influencias para ser un purista. Su muerte le hizo ser una leyenda.
Aquí está todo lo que fue Cobain y todo lo que quería ser. Su pasión por Pixies y Sonic Youth, la rabia de los Stooges, el mantra de Black Sabbath y, casi lo más importante, el hálito eterno de The Beatles. "Smells Like Teen Spirit" es la puerta de entrada. Al grupo, al disco y a eso que llamaron "grunge". Una canción a la que ni siquiera la sobreexposición resta un ápice de su verdad y su contundencia. El ejemplo perfecto de la calma/tormenta que consiguieron transformar de truco a arte mayor. No es la única, eso cualquiera lo percibe rápido. "In Bloom", "Come As You Are", "Breed", "Lithium", "Territorial Pissings", "Drain You", "Lounge Act", "Stay Away", "On a Plain", todas dejan su marca de fuego. Todas destilan la ira de una infancia difícil, las dificultades de la comunicación, lo que es amar y sentirse solo.
Más que la mayoría de los imponentes talentos de Motown de los años 60, el genio de Smokey parecía desvanecerse en los años 70 en solitario. Solo ocasionalmente se escaparía una buena pista de la música de cóctel a la que se retiró, pero con este álbum, realizó un regreso a la forma muy bienvenido, con algunos de sus mejores trabajos en más de 10 años.
Comienza justo en la parte superior con el encantador "Let Me Be The Clock", su mejor matrimonio de imágenes poéticas y melodía desde "Still Waters" para los Four Tops. "Heavy On Pride" es un agradable entrenamiento de jazz-funk.
En general, este Back to black es más querido que el primer álbum de Amy Winehouse, pero no estoy convencido. Es un álbum más consistente, pero esa consistencia está en su sonido, no en la calidad. El poder del álbum (aparte del canto de Winehouse) viene a través de los grandes arreglos y producciones cachondos de Mark Ronson (6 de las 11 pistas), pero estas también muestran las limitaciones del álbum.
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