“Innervisions completó una trilogía que dio comienzo en 1972 con Music Of My Mind y en la que se aprecian los destellos finales de la explosión creativa que siguió a la renegociación del contrato de Wonder con la Motown. Editado apenas siete meses después de Talking Book, Innervisions no era ningún último cartucho. Tal y como sugiere la portada que pintó Efram Wolf, se trataba de su disco más ambicioso, inabarcable y profético.
Antes de editar el álbum, Wonder metió en un autobús a varios periodistas con los ojos vendados y se los llevó de paseo por Nueva York, para que experimentaran la vida urbana tal y como él lo hacía. Después, les hizo escuchar el disco también a ciegas. Cabe preguntarse qué debieron sentir al oír «Living For The City», un thriller épico, sazonado con diálogos y efectos, que hablaba del descenso de un ingenuo chico de pueblo al mundo del crimen en una Gran Manzana podrida. La denuncia fue el combustible del disco: la melancolía de «Visions», las descargas funkies de «Higher Ground» (maltratada años después[…]”
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