Insistiendo en las mismas fobias que teñían "Modern Dance" (78), los de David Thomas siguen obsesionándose con ese sutil y a la vez grueso absurdo de Captain Beefheart y ese rock anguloso no exento de algún espasmo de jazz o de estribillos casi tarareables ("Ubu Dance Party"). Un estilo que sellan para siempre con este maravilloso segundo disco. Con su cita explícita en el título a esas casas adosadas que se repiten como un patrón interminable y esa referencia a la música jamaicana, "Dub Housing" es un manual excelso para aprender a disfrutar del arte de vanguardia. Una obra que no escatima sonrisas a Ionesco y reverencias a Samuel Beckett. En definitiva, la puerta de entrada a un mundo oculto.
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