"Everclear” tiene un ambiente vaporoso, como si la producción hubiera tomado lugar en un invernadero, y Eitzel modula su voz en un tono similar al de Davyd Sylvian.
Aun siendo posiblemente el mejor album de AMC acusa los fallos habituales de sus otros discos: el relleno y la falta de un tono general entre las canciones. Sólo AMC podría poner delante de sus dos grandes canciones agónicas, un rockabilly mongoloide como “Crabwalk”. En este marco de variedad incoherente, entran los típicos intentos rockeros de Eitzel, aceptables pero indistinguidos. No obstante, cuando se dedica a lo que mejor hace -lamentos emocionales bien narrados- brilla como pocos. Una buena selección de este tipo de canción, sacada de los discos Engine, California y Everclear, podría hacer una obra maestra. Desgraciadamente en la realidad hay varios discos irregulares y poco coherentes.
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