Aunque Cluster fueron pioneros de la música industrial y la experimentación electrónica más avanzada a su tiempo en los primeros 70, este disco sigue la tónica ambient mucho más pausada de los trabajos de Eno de la época (es de 1977), la colaboración de Cluster añade al disco atmósferas y texturas, y lo hace más orgánico, dándole una belleza intemporal y alejándolo de la frialdad algo distante de otros trabajos ambient de Eno, a su vez Eno introduce orden en el caos propio de otros trabajos de Cluster, con lo que se complementan perfectamente.
Un álbum que te transporta a otra dimensión, y te hace flotar dándote una gran paz, sin necesidad de sonidos espaciales y recargados, ni caer en la new age de postal, sino a través de su minimalismo bello y austero y al mismo tiempo adornado con matices atmosféricos, a medio camino entre Erik Satie, el ambient-tecno, anticipando el sonido ambient de los 90, y que hacen de este disco una de las obras clave del ambient de finales de los 70 (ambient que en este caso también se puede degustar con una escucha más atenta).
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