Escrita para una película documental sobre exploraciones en el cosmos, esta admirable obra de Brian Eno constituye una confirmación de su capacidad para dar una dimensión psíquica y transversal incluso a la música diseñada para ser más descriptiva y “analógica”.
Enriquecido artísticamente con esa gran parte de discografía que en toda la década anterior generó y consolidó el filón Ambient -firmando verdaderas obras maestras del sonido contemporáneo- con “Apollo” el compositor inglés se adentra en un laberinto aún más profundo y en cierto modo inquietante.
Además, el cosmos, el espacio sideral inspiran inevitablemente la percepción de lo desconocido y la llenan de sugerencias fantasmagóricas. Timbrales increíbles, voces sintéticas, momentos de gran aliento que se alternan con un minimalismo oscuro de gran eficacia.
No es uno de los álbumes generalmente más celebrados, sino para mí una piedra angular que sintetiza perfectamente la importancia de Eno en la escena cultural del siglo XX.
La música se realiza con la colaboración de su hermano Roger Eno y Daniel Lanois.
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