El disco posee un intro muy poderoso, al mas puro estilo Zeppelin, como lo es Bastille Day, o canciones largas y hermosas como The Fountain of Lammeth o la gran The Necromancer. A pesar de que el disco fue un fracaso de ventas, posee una calidad hermosa y un rock progresivo poderoso y no tan repetitivo como lo eran sus coetáneos.
Si no me creen oigan la suite Fountain of Lammeth, donde los bajos de Lee se lucen al ritmo de la virtuosa batería de Neil Peart, pero la gente no entendió la idea, claro, las letras no son muy buenas lo acepto, pero tiene una música espectacular.
La gira fue un fracaso, llegando a tocar en pubs, pero no se puede negar que 1975 es el año del fracaso comercial, pero de un descubrimiento musical que un año mas adelante daría sus frutos.
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