Y El film en cierta manera tiene tintes de Sherlock Holmes, y no lo digo solo porque el director de la cinta Paul McGuigan haya dirigido varios capítulos de la serie Sherlock, también recuerda a la versión que dirige Guy Ritchie, especialmente en la persecución a cámara lenta del inicio de la película, dirigida ésta con mano firme al igual que el total de metraje que no desluce en ningún momento. Algunos planos excesivamente modernos para la época en que está situada la historia. Los detalles de dibujos técnicos en pantalla para dibujar anatomía le dan un punto interesante.
Ahora que menciono esto, aprovecho, para comentar una, puede que la mejor cosa de la película, la ambientación y la recreación del Londres victoriano. Donde tanto atrezzo como decorados son intachables.
De igual manera, el reparto, están a la altura de la ambientación, especialmente la pareja que mantienen un particular duelo de interpretación, Daniel Radcliffe y James McAvoy. Siendo los minutos iniciales de gloria para el protagonista de Harry Potter al que ya hemos visto en película de esta índole, e incluso de más terror como La mujer de negro, pero decantándose la balanza finalmente por el actor de X-men quien ya demostró su gran potencial en la película Filth, el sucio, y que nuevamente demuestra talento por los cuatro costados para crear el complejo papel de Víctor Frankenstein, donde la línea que separa la locura de la genialidad y la ambición son tan estrechas.
Personalmente y como amante de la figura de Frankenstein me disgustó verlo más cercano a las criaturas de Prometheus que a la criatura que todos ponemos rostros por este nombre.