Si alguna vez necesitas un poco de restauración de la fe en el mundo de la radio, ponte en fila para adorar a Lorde, nuestro nuevo salvador predicho por las profecías pop.
Su voz sexy se extiende más allá de sus años, ya que la producción sirve a esta madurez a la perfección, todo lo que culmina en algunos de los coros más satisfactorios que esta década tuvo para ofrecer, no se te mete en la cabeza por razones de trucos baratos, sino con maniobras calculadas diseñadas para cavarse en los pliegues de tu cerebro hasta que hayas desarrollado un agujero de adicción que solo ella puede llenar.
Y, como ya sabemos, esto no fue una casualidad, ya que ha seguido subiendo a su propio ritmo desde este debut, lo que indica una verdadera superestrella que solo estaba aprendiendo a caminar cuando ya nos dejó a todos atrás.
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