LA REPRESENTACIÓN DE LA FIGURA HUMANA DESNUDA ha sido siempre un tema de interés para los artistas, quienes buscan capturar y reproducir su pureza original. Esto no solo ha atraído la atención de las autoridades religiosas y seculares, que se sienten incómodas frente a tanta inocencia.
En la breve y reciente historia de la iconografía del rock, un escándalo notable fue la elección de David Montgomery para la portada de Electric Ladyland de la Jimi Hendrix Experience. Aunque la discográfica Reprise tenía la intención de representar al guitarrista de Seattle como una deidad rodeada de mujeres adoradoras, Hendrix discrepaba. Prefería algo más tierno, un homenaje a las Electric Ladies, sus seguidoras. Así, eligió una fotografía de Linda Eastman (futura señora McCartney) que mostraba a la banda y algunos niños en Central Park alrededor de la estatua dedicada a Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Esta idea no fue bien recibida por Reprise.
Cuando Hendrix no se presentó en el día de la sesión fotográfica, la discográfica aprovechó la situación. Veinte mujeres fueron fotografiadas completamente desnudas, algunas sosteniendo retratos de Hendrix o algunos de sus álbumes anteriores.
La actitud cínica de Reprise fue castigada por la censura estadounidense, y el álbum finalmente se publicó con una foto reorganizada gráficamente por Karl Ferris. Esta nueva imagen destacaba a Jimi Hendrix en primer plano, girado en tonos de amarillo y rojo. En Inglaterra, la portada no fue condenada por la censura, sino por los propios vendedores de discos, muchos de los cuales se negaron a vender un producto con mujeres desnudas en la portada.
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