viernes, 16 de julio de 2021

DISCO CLÁSICO DE ROCK DEL DÍA

Puede que suene a topicazo recurrente e inevitable para todos los que aborden la escucha de este disco, pero no hay mejor manera de definirlo que considerar la maravilla de sus sonidos como la materialización de un abrazo fraternal entre el Ganges y el Mississippi. 

A partir de ahí resulta perfectamente creíble que no hubiera pasado una hora entre el primer contacto personal Bhatt-Cooder y el comienzo de la grabación.Se miran a los ojos, esbozan unos punteos, sonríen y ¡ya está! Comienza a fluir la belleza torrencialmente, los lenguajes se intercambian, la telepatía hace su trabajo y, cuando quieres darte cuenta, el señor Cooder se ha apuntado otra obra de arte al curriculum. 

Discretamente arropada por una tabla y el dumbek de Joachim Cooder, la pareja obra un milagro de transparencia, generosidad, emoción y grandeza. Algo que probablemente no hubiera alcanzado semejante altura si la espontaneidad hubiera sido suplantada por una compleja operación logística preparatoria. Cuatro extensas piezas, de creciente hermosura y capacidad hipnótica; apenas cuarenta minutos rigurosamente celestiales. 

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