Bill Frisell es uno de los hombres más prolíficos y trabajadores del negocio de la música. Aunque de la escena del jazz de la década de 1970, hace un tipo único de música estadounidense en sus propios álbumes y contribuye con sus habilidades para tocar la guitarra a casi todos los que le preguntan. Un hombre tranquilo y tímido, parece tan preocupado por cómo se ven sus lanzamientos como por cómo suenan, y ha sacado algunos álbumes interesantes y bien diseñados. Para este lanzamiento nominado al Grammy (a la Mejor Música del Mundo), la agencia de diseño con sede en Nueva York desde hace mucho tiempo, Doyle Partners, usó una foto de un amplificador antiguo (de un fotógrafo comercial y del New York Times) en la portada del folleto y un plataforma de discos en una funda exterior de cartón para transmitir la idea de que aquí hay un álbum que se trata solo del sonido, no de las personas que lo hacen. Como de hecho lo es, la música es clara, relajada e intrigante con la guitarra acústica quejumbrosa de Frisell entrelazada con la calabaza y el djembe de Sidiki Camara.
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