Un músico extremadamente multifacético, en los años 90 Moby variaba desde el techno hasta el hardcore y las bandas sonoras, mientras que solo convencía a veces.
Con Play, en cambio, parece haber encontrado toda su dimensión: comenzando por muestrear algunos fragmentos vocales de discos country y blues muy antiguos, en los que creó bases caracterizadas por ritmos y teclados sintéticos (pero también guitarras acústicas y eléctricas y una sección rítmica tradicional), Nostro dio vida a un híbrido singular y estimulante entre rock, blues y electrónica, besado por un éxito planetario impredecible.
En resumen, el ejemplo clásico de un disco que mira hacia atrás para avanzar, donde el pasado va de la mano con el futuro.
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