John Krasinski ha entregado la mejor película de terror de los últimos años con esta 'Un lugar tranquilo (A Quiet Place)' gracias en mayor medida a ser fiel a su esencia en todo momento: ser una película de escala pequeña pero de emociones grandes gracias a que esta protagonizada por personajes con los que nos identificamos y que nos importan. El preocuparnos por alguien que esté en peligro, el convertir algo tan cotidiano y presuntamente inevitable como el ruido en la verdadera amenaza de la película o el plantear tan bien un escenario tenebrosamente cerca de nuestros tiempos (2020, por la película) que aunque tenga a monstruos como teloneros de fondo nos entra como real es lo que hace a esta película tan buena.
La película se marca un 'Dunkerque (Dunkirk)' y arranca en el meollo de la cuestión. Si bien lanza pistas y utiliza el clásico efecto de los recortes de periódico cortados aquí y allá para darnos algo de contexto, esto lo veo personalmente como un acierto pues al limitar las respuestas provoca más angustia. El miedo a lo desconocido es algo primario en todos nosotros. También el mantenernos en jaque y cruzando los dedos porque nadie haga ruido -pues el más mínimo ruido, significa la muerte- es la idea más brillante que se ha tenido en estos tiempos, así como lo que nos mantiene en asfixiante tensión contenida.
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