jueves, 8 de diciembre de 2022

DISCO CLÁSICO DE ROCK DEL DÍA

El monumento que Wilson tenía en su mente a mitad de los sesenta ha ido alimentándose de su propia leyenda. Gestado en 1966 y no llevado a la realidad hasta 2004, esta es la historia de un disco maldito y totémico 

Son numerosas las ediciones pirata del disco perdido de los Beach Boys. Por eso se hacía necesaria una versión canónica aprobada por el propio Brian. La versión definitiva de una obra que no ha hecho más que caldear los sueños húmedos de los fanáticos de la banda californiana. Y esta versión definitiva, como mínimo, hace honor a su leyenda. A pesar de los pesares, de lo marciano de sus armonías, el disco triunfa en la creación de un todo coherente que da prestigio a eso que llamamos música popular. Por sus infinitas capas de sonido, sus arreglos prístinos obra y gracia del enorme Van Dyke Parks, sus coros celestiales. Un disco con el que Wilson no se ha limitado a vivir de las rentas y que cobra vida con cada escucha para llevarnos a un tiempo más brillante, más colorido y más feliz. Y sabemos que es mentira, pero a todos nos gustan estas mentiras. Una y otra vez. 

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