Esta fue la fase más incómoda por la que pasaría The Police. Es la arrogancia de Zenyatta Mondata con la extrañeza de Synchronicity. Para decirlo sin rodeos, es el sonido de la banda que llega a la pubertad.
Las tres primeras pistas caen bajo algunos de los mejores trabajos de The Police, todo lo demás es completamente derivado del relleno Pop Reggae. Canciones como Rehumanize Yourself y Omegaman suenan como rechazos de Zenyatta. Claramente, aquí no es donde The Police suena cómodo, en su final.
Grateful dead siempre me ha parecido una banda muy particular: o te gusta o no acabas de entrar en su mundo. "American Beauty" fue una de las grabaciones de estudio más notables de García y compañía.
Predomina el folk sobre cualquier otro género, aunque pasado por el filtro de auténtica jam band, la que todo lo lleva al extremo de la (posible) improvisación en vivo. Una joyita nada fácil y más que recomendable.
Lo que sé sobre Rick James se puede resumir básicamente en dos cosas: "Super Freak" y Chappelle Show. Y realmente sé que "U Can't Touch This" es mucho mejor que Super Freak. Oh, sé una tercera cosa: una vez estuvo en una banda con Neil Young. (Eso es cierto.) Así que no tenía ni idea de lo que me pedía.
Las canciones de James son bastante pegadizas. "Give It To Me Baby" parece haber inspirado claramente "Thriller" y el resto del material está, musicalmente, más o menos a la par con esa canción, si no necesariamente a la altura del estándar de "Super Freak" en términos de gusanillo del oído.
Tal vez sea nostalgia, ya que compré este álbum en el momento del lanzamiento, pero me parece una escucha muy agradable, y sin duda cuenta con parte de la música más interesante de Jackson Browne. Líricamente, es donde comenzó a centrarse más en el mundo en general que en la introspección sobre la que había construido su carrera hasta ahora. En cuanto a la producción, es absolutamente de su tiempo, y estoy seguro de que puede ser molesto para muchos, pero, para mí, eso es una gran parte de su atractivo.
Winwood quería reinventar su sonido y, en particular, escuchó a Peter Gabriel, que estaba pasando bien de un fondo prog al pop moderno, y también regresó a su primer instrumento, el teclado, que estaba en el corazón de la revolución del sintetizador que estaba teniendo lugar. Se conectó con el exitoso letrista Will Jennings, comenzando una larga asociación. (Puede que no sepas su nombre, pero conoces su trabajo: Jennings escribiría más tarde letras tan icónicas como Tears In Heaven y My Heart Will Go On).
Cuando un disco es un clásico, se palpa al oirlo. Se constata.
Pasé de él y fue a parar a mi discoteca. Durante años vivió en el olvido y la ignorancia. La voz, el tono, la cadencia de sus canciones, todo me resultaba demasiado oscuro y apagado. Con los años, lo he ido recuperando. Lentamente, por eso. Un clásico permite escucharlo en cualquier momento de la vida de uno, ese plus que contienen sus surcos, llamará a tu puerta en un momento u otro. Al final, cae la barrera y uno ingresa en su club. Como me ha pasado con otros tantos. Las audiciones se me hacen incansables, las puedo ir repitiendo que siempre encontraré un hueco donde encajarlas. Así es un clásico.