Canta mucho como Bowie, pero un par de canciones ("Be Still", por ejemplo) son más Elton John de un pobre hombre y lo logra con facilidad. La mejor canción "World Without End" es francamente psicodélica con algunos tambores de primera clase al final de la canción. Otra joya, "Rock of Ages", tiene un trabajo de guitarra estelar que generalmente no se encuentra en el género glamuroso. Los tambores brillan de nuevo en el más cercano, "Blow Away".
Este es uno de esos discos en que forma y fondo se confunden. Uno de esos artilugios incomprensibles que han sobrevivido mialgrosamente al paso del tiempo. Ah y por cierto, para mí es verdaderamente bueno ¿o no?.
Por cierto Elthon John estaría muy orgulloso de haber hecho este álbum.
Grabado en Los Ángeles, "Them In Reality" de 1971 encontró que el grupo continuó su colaboración con el productor Ray Ruff. Cualquiera que esperara una continuación de los movimientos psicodélicos que marcaron los lanzamientos anteriores de la banda para Happy Tiger tuvo una gran conmoción. Musicalmente, el set comenzó con una explosión; en este caso, una versión extendida y con potencia de guitarra de la propia "Gloria" de Them. Si bien el remake puede no haber amenazado el original de Van Morrison, contaba con una guitarra principal asesina cortesía de Parker.
Cooder compensa sus limitaciones vocales empleando un excelente conjunto de cantantes de respaldo y amplía su esfera instrumental incluyendo al acordeonista Flaco Jiménez y a la guitarrista de acero hawaiano Gabby Pahinui. Añade un equipo de cuernos eslinky y una sección de ritmo sinuoso y, junto con el propio talento de Cooder, tienes una multitud de ingredientes que, como un rico pastel de frutas, son casi demasiados para hacer frente.
Uno para paladares más sofisticados que los míos.
Los Staple Singers continúan siendo un grupo góspel pero por momentos se les percibe encaminándose hacia el soul. Esto se nota, cuando es el caso, en la manera de cantar y en el modo que suenan los instrumentos.
A buen seguro que el trueque de productor, la sustitución del sofisticado campero Billy Sherrill* por el roquero salvaje Larry Williams, les sería de ayuda en el cambio de enfoque. El entramado sonoro retoma el poderío energético que exhibieran los pasajes más animosos de Pray On. Bajo y batería conservan aquella chisposa pujanza, al tiempo que en varias canciones se incorpora una segunda guitarra que refuerza el temblor blusístico de la principal.
El sonido de Yo la tengo es adictivo. Aunque es completamente comprensible cómo su versión soñadora, nostálgica y lánguida del indie rock podría pasar por completo por alguien que espera algo antemmico o emocionante, y luego Nothing Turned Itself Inside Out es un estudio de caso sobre cómo puede ser la música meditativa y hogareña. armado con teclados, batería,guitarra y cuerdas, el trío estableció olas y olas de felicidad ondulante. El arma secreta de yo la tengo es que pueden emanar calidez como ningún otro... y este álbum es el mejor ejemplo de ello. Solo mira la portada del álbum y sentirás exactamente las vibraciones nostálgicas, suburbanas y perezosas que Yo la tengo encapsulan perfectamente...
Entender la música como un arte al margen de lo que se respira en la sociedad, al margen de los problemas de la calle que algún día pasarán a la historia, es no entender la música. Incluso cuando pretenden ser una evasión de la realidad, las canciones siempre beben del mundo en el que nacen. El artista vive, siente y piensa, y separar su obra musical de sus vivencias personales es como arrancarle a un árbol sus raíces: pierde su esencia.
A finales de los años cincuenta, la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana llevaba décadas de recorrido en la música folclórica negra, pero sin embargo solo entonces empezaba a ser un asunto de plena actualidad en la política estadounidense. Y, mientras el jazz se había vuelto demasiado complejo y el rock and roll carecía de significado, la música folk desbordaba conciencia e integridad. Ejemplo de ello es el de Odetta Holmes.
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